martes, 2 de julio de 2013

El Bergantes no se toca, por Ángel Hernández en LaComarca

A estas alturas no creo que alguno de ustedes sea ajeno a la polémica suscitada en torno al despropósito de proyecto, que pretende levantar una presa de laminación en el cauce del Bergantes. Tampoco permanecerán ajenos al esfuerzo de las gentes de Aguaviva por evitar el desastre, por poner coto a una obra que acabaría con su rio, con su vega, y con numerosos puestos de trabajo. Si lo habitual es que los pueblos vivamos de espaldas a nuestros ríos, Aguaviva ha vivido siempre asomada al Bergantes; en su cauce se esconden miles de historias, vividas al calor de un río virgen, un río impetuoso, ideal para el baño y el recreo.

Pero una vez más la CHE, esa institución rancia, pantanera y sin escrúpulos, plantea otro embalse; lo hacen sin apenas dar tiempo para alegar, acortando al máximo la capacidad de reacción, y argumentando el riesgo que una avenida extraordinaria tendría sobre la presa de Calanda. Ante ese escenario, que a mí me causa pavor, se opta por desvestir a un santo para vestir otro. Se mantiene una presa que no ofrece garantías, y se plantea otra para asegurarla. Si la amenaza son las avenidas, y la incapacidad de resistirlas de la presa de Calanda, a que espera la vetusta CHE para intervenir en esa presa, para arreglarla y evitar riesgos. ¿Qué lógica tiene hacer algo nuevo para preservar los defectos de algo viejo? La CHE actúa sin lógica, atropellando a los vecinos, a la gente, sin darles tiempo a recurrir, a presentar alegaciones.

Existen alternativas menos agresivas y más baratas. Quieren hacernos creer que las balsas laterales no lo son; el problema es que esas balsas son un pobre negocio, pese a que dan seguridad y además garantizan el riego.

Yo me opongo a esa presa. Desde la razón, desde el sentido común; por la defensa del medio, del rio; por la defensa de los puestos de trabajo de empresas y explotaciones familiares; por la defensa de un pueblo, su identidad y su amor a un río. Así lo pienso, así lo escribo “Pueblos vivos, ríos sin presas”. El Bergantes no se toca.